Clint Eastwood: Revolucionario
De ‘Dirty Harry’ a ‘Gran Torino’
Clint Eastwood siempre fue acusado de “reaccionario” por los críticos, por los temas polémicos que trata a lo largo de algunos de la mayoría de los films de su filmografía.
Decidimos tomar algunas de sus películas más actuales para intentar analizar este punto de vista. Estos personajes “duros” interpretados por Eastwood suelen terminar solos, muertos o condenados a la exclusión de los cargos políticos. Entonces, habría que discutir hasta qué punto el actor y director están del lado de estos personajes si siempre les depara un final trágico. Suponiendo que ese final es lo que se “merecen” por la vida que eligieron, el castigo que obtienen por parte de la sociedad; entonces, las críticas no estarían del todo acertadas…
Sinopsis ‘Gran Torino’
Walt Kowalski (Clint Eastwood) es un trabajador polaco-americano jubilado que se ocupaba del ensamblaje de automóviles de la línea Ford, y, actualmente, utiliza su tiempo para hacer reparaciones domésticas, beber cerveza y visitar mensualmente a su peluquero italiano. Vive con su perra Daisy en un vecindario de Highland Park, Míchigan, el cual está dominado por inmigrantes.
El último deseo de su difunta esposa fue que se confesará, hecho por el cual el sacerdote novato de la iglesia lo perseguirá constantemente; entablando una relación que va del desprecio y antipatía de Walt, hasta la paciencia y respeto del sacerdote. Este anciano intolerable y por momentos rezongón, está lejos de creer en el poder del perdón de Dios.
Walt es un veterano de la Guerra de Corea que mantiene su rifle limpio y listo, no le teme a la muerte porque ya conoce de sufrimiento y muertos, y, aunque para él sea terrible, y posteriormente un peso en su vida, para Walt hasta el final del relato no hay nada que confesar.
Luego de la muerte de su esposa, en el vecindario aparecen los personajes que marcaran la evolución de Walt. Una familia hmong[i], proveniente del sudeste asiático, han llegado a su casa vecina. Ellos demuestran respeto por él, pero para Walt son simplemente “ratas de alcantarilla”, muestra su desprecio por “la raza diferente”. Este desprecio señala a un anciano racista, insensible, duro, cruel; pero que poco a poco se va quitando la coraza, dejando entrever señales de sensibilidad, de hostilidad e inclusive de bondad.
Se muestra ofendido por prácticamente todo lo que ve: los aleros caídos, el césped descuidado y los rostros extraños que le rodean; las pandillas sin propósito de adolescentes hmong, latinos y afroamericanos que creen que el barrio les pertenece; pero lo que más exaspera a Walt es su familia, una familia consentida, encaprichada en resolver que hacer con “un pobre viejo viudo”, esperan su muerte solo por intereses económicos, y son un reflejo de la sociedad actual, donde la familia está ocupada y sobrepasada de trabajo, los hijos son adolescentes malcriados y la relación padre hijo pasa a ser una tramite rutinario.
Walt sólo espera a que llegue su última hora. Hasta la noche en que alguien intenta robar su Gran Torino del ‘72. Tan reluciente como estaba el día en que el propio Walt ayudó a sacarlo de la cadena de montaje hace décadas, el Gran Torino hace que su tímido vecino adolescente, Thao (Bee Vang), entre en su vida cuando los pandilleros hmong presionan al chico para que intente robarlo a modo de “iniciación”. Pero Walt lo impide convirtiéndose así en el reacio héroe del barrio, especialmente para la madre y la hermana mayor de Thao, Sue (Ahney Her), quien insiste en que Thao trabaje para Walt para enmendar su conducta.
Además, otro factor que ayuda a que se consagre como héroe, es el día en que el primo mayor del Thao conocido como Spider (Doua Moua) vuelve para obligarlo a que intente robar el auto nuevamente, siendo Walt quien los defiende y termina echándolos del barrio amenazándolos con un rifle.
A partir de allí, comienza una relación con sus vecinos, que por cierto en principio le sorprende al Sr. Kolawski al descubrir que tiene más en común con ellos que con su familia.
En esta coraza que representa constantemente Clint en muchos de sus personajes, la interpretación de Walt Kolawski no será una menos: su tono de voz, si mirada dura, su caminar autoritario (pese a la edad), su antipatía con la gente, y una cierta costumbre de gatillo fácil (al menos en apariencias). Así comienza su relación con estos adolescentes vecinos, quienes hacen sacar de él sus más tiernos sentimientos, los defiende, los ayuda a crecer, ocupando un lugar de padre ausente en la vida de ellos, y viceversa.
El tono más crítico de este drama, se impone cuando Thao es atacado por la pandilla que integra su primo, Walt no puede quedarse sin hacer nada y ante esto, la pandilla es amenazada; como mencionamos anteriormente.
Estos adolescentes sin propósito se vengan disparando contra la casa de los hmong y violan a Sue, la hermana mayor. A partir de este punto comienza la imparable furia de Walt.
Walt engaña a Thao haciéndolo creer que ambos podrán ir en busca de la venganza, pero aquí se despliega la sensibilidad, dejando atrás a aquel hombre rudo y frío. Este anciano evita que un adolescente manche sus manos, hace que la justicia llegue, no por mano propia, como estaba acostumbrado, sino por la policía como alguna vez le recomendó el sacerdote. Este Clint Eastwood, es el que internamente recorre el personaje a lo largo de la película, pero que pesa más su aspecto externo, “haciéndonos creer” su frialdad, insensibilidad, aquel desprecio sin sentido por lo diferente a él.
Este aspecto externo que suele tener más peso en los espectadores, fue el motivo de la gran cantidad de críticas que tuvo que soportar Clint, no solo en esta sino en otras películas como “Dirty Harry” en la que sí hacia justicia por mano propia. Es acusado de reaccionario constantemente por introducir en sus películas temas tales como violencia, violaciones, un ser machista, entre otras cosas.
La clave de este film está en guión de Nick Schenk, quien juega hasta el final con el arquetipo de “Dirty Harry”, moviéndose siempre entre el homenaje y la parodia sin ofensas. Así, la agresividad, el racismo y el individualismo del protagonista desembocan en secuencias muy divertidas tanto para Eastwood que es capaz de disfrutarlas como actor, como para el espectador que se entretiene con él. Además, busca criticar ciertos aspectos del American way of life al tiempo que elogia su interculturalismo, enriquecedor, según él, para el conjunto de la sociedad estadounidense y para cada una de las culturas que la conforman.
Críticas
“Dirty Harry” cambió el lenguaje cinematográfico del género policial[ii], y lo expuso en sus términos más simples y primarios. Es una transposición de las reglas del western a la ciudad moderna, pero con un lenguaje mucho más crudo. No hay conflictos de conciencia por parte del héroe; simplemente, hace lo que debe sin importar las consecuencias. Además, actúa como él cree justo dejando de lado lo que es correcto o incorrecto. Presenta un culto a las armas, al castigo violento y desmedido, al juicio expeditivo de los villanos y el actuar por fuera de la ley.
A su vez, presenta constantemente el cuerpo femenino desnudo, no solo como parte de un atractivo por parte del protagonista que observa con un larga vistas la intimidad de ellas en su casa, sino también, al momento en que encuentra a la chica moribunda, asfixiada por el maleante al que durante todo el film busca para condenar y termina por matar al ver que, si no hace justicia por mano propia, nadie lo hará por él; quien también está desnuda, sin censura. También habla de la violación de esta “niña”, y muestra constantemente actos de violencia hacia sus oponentes e incluso, los presenta ensangrentados en la pantalla, e incluso moribundo, si no ya, muertos.
Los actos del policía son de un sadismo indescriptible, y el público termina por consentir la violencia de la película, buscando un desquite brutal que haga pagar al asesino por sus salvajes actos. A pesar de que, en un momento dado, el mismo alcalde y departamento de policía le demuestran que no están de acuerdo con los métodos implementados en su accionar. Él, convencido de sus ideales, termina desobedeciéndolos, lo que el espectador acepta sin debatirse consigo mismo si es lo correcto o realmente no lo es.
El problema de la masificación de este modelo de películas es que se pierde la noción de la realidad, en la cual, el espectador festeja o goza con situaciones poco morales o dignas. Es un problema de valores y de cultura.
Por ejemplo, en el momento en que Harry se venga del asesino al final de la película, el público siente que se lo merece, por lo que está de acuerdo con este accionar, aunque no sea la mejor forma de actuar frente a determinadas situaciones. Tal como menciona el actor que encarna al personaje: “cuando un hombre adulto persigue a una mujer tratando de violarla, yo mato al hijo de puta. Ésa es mi política”[iii].
“Uno de los iconos del cine policíaco de los setenta. Eastwood mira de reojo como sólo él sabe hacerlo y Siegel aporta oficio, nervio y un espectacular sentido del ritmo narrativo. Imitada hasta la sociedad, ninguna de sus clones le ha hecho sombra”.[iv]
Por tratar esta clase de violencia tan extrema, este film estuvo prohibido en Finlandia hasta 1972 y censurado en Noruega y Portugal.
A nuestra interpretación, esta forma violenta de presentar al protagonista, más que ser un modelo adoptado por parte del actor con el fin de imponerlo, tiene una relación directa con una catarsis, con un significado interior que busca ser trasmitido de una manera implícita, provocando un estímulo interior en el espectador a través de sus películas o personajes interpretados.
Walt Kowalski, personaje que interpreta en Gran Torino, pareciera ser la reflexión, autocrítica y propia continuación del personaje de Harry, interpretado en “Dirty Harry”.
Este film lo definió como un héroe antipático. Aquel cuyos intereses siempre tienden a volver al tema del heroísmo, en particular al del héroe poco simpático.
“Gran Torino” parece establecerse como una revisión social. En este film encarna a Walt Kowalski, un viejo veterano de guerra intolerante, pendenciero y amante del gatillo fácil que, con el tiempo, aprende a aceptar y amar a sus vecinos del grupo étnico hmong más que a su familia y a hacer un gran sacrificio por ellos.
Si hay algo que se desprende, es la sensación de que el ser norteamericano que destila Gran Torino no pasa por otro lado más que por esa misma mixtura racial que, dado el caso, ya provocaran tanto los rasgos polacos del mismísimo Kowalski como los de su amigo peluquero e italiano.
El filme calibra nerviosamente la intolerancia de Walt exagerando los ejemplos de burla racial afectuosa entre irlandeses, italianos y polacos para mostrar que estas cosas tienen distintos niveles.
Una vez que Eastwood deja de refunfuñar y sobreactuar, el peligro que corre todo director, como mencionamos anteriormente, al dirigirse a sí mismo, ofrece una interpretación emotiva y el filme resulta conmovedor e inesperadamente perturbador.
Se puede apreciar en ella, también, mucho cine. Un film narrado de manera sobria, con la dureza propia de Eastwood, más esa manera poética que sólo él puede manejar, como su propia voz cantora, susurrante y cortante, compañía musical de los créditos finales.
“Se trata de un filme sorprendente, en el que el casi octogenario cineasta —tiene 78 años— reafirma sus líneas de reflexión habituales, pero las da un giro hacia la comedia y hacia un optimismo bastante alejado de los grises y ambiguos enfoques de la mayoría de sus películas como director.”[v]
En “Million dollar baby” aborda la problemática del varón, en el centro de la pantalla. Encarna al dueño de un gimnasio, instructor de boxeo que no quiere entrenar a una mujer, dado que su cine es eminentemente masculino.
A pesar de tener una actitud “machista” en primera instancia, con el transcurso de la película se va “ablandando” desde el momento en que decide entrenarla. Se ve una evolución en su personaje dado que pasa de ser un hombre frío a preocuparse por ella y llega, incluso, a tomarle cariño.
Trata un tema sumamente polémico, la eutanasia, no solo poniendo en juego una cuestión moral y posiblemente acusadora por parte de la sociedad sino también influido por una creencia personal, por llamarlo de alguna manera; ya que debe enfrentar la difícil decisión de querer “seguir a su corazón” cuando Maggie le pide que “termine con su sufrimiento” por no poder soportar la idea de vivir en una camilla de hospital tras el estado en el que la dejó la fulminante caída al finalizar una de las peleas más importantes de su carrera, la última de su vida.
Eastwood ha dado forma a una historia negra, de muy pocos protagonistas, que tiene lugar en ambientes sórdidos subrayada por una iluminación y fotografía elocuentes. Su talento narrativo y su buen ojo para la cámara vuelven a ser exhibidos en el uso del ritmo, la inclusión del humor y el manejo de la progresión dramática. Las escenas de combates en el ring constituyen una lección de cine: las luces, las cámaras y la tensión se apoderan del espectador más reacio a contemplar ese deporte. Y su manejo de lo público y lo privado, su pasaje de la violencia a la ternura es una joya en su filmografía, puede verse claramente en el film antes mencionado. Por otra parte, su amor por el jazz es puesto en pantalla ya que esta película incluye partituras que le son propias, como muchas otras de sus grandes obras.
Conclusión
Las tres películas mencionadas son aquellas que consideramos, desde distintos puntos de vista, muestran algunos de sus aspectos más revolucionarios del actor y director cinematográfico.
En “Dirty Harry” cómo un hombre cruel que hace justicia por mano propia sin importarle los métodos; en “Million Dollar Baby” por mostrar su lado machista, que aparece en muchas de sus películas y el modo que elije para tratar el tema de la eutanasia; y en “Gran Torino” por mostrarse cruel y un tanto racista frente a los inmigrantes que se mudan a su territorio y no tratarlos como a la demás gente.
A su vez, consideramos importante nombrar “The Bridges of Madison Country” para mostrar que esa no es la única faceta ni del director ni del actor que existe en él, sino que, además, tiene un lado romántico, noble y quizás hasta conmovedor.
Los temas polémicos que trata en estas películas son los mismos que aparecen a lo largo de la mayoría de los films que componen su filmografía. Tomando así dos de sus películas más actuales, resumiendo a través de ellas los puntos que hacen que los críticos lo cataloguen como “reaccionario”.
Así mismo acompañamos estas cuestiones de la evolución del personaje que cambia rotundamente del principio al final, pasando de un extremo al otro, es decir, de ser un hombre al que poco le importa el mundo que lo rodea a preocuparse por aquellos que van cruzándose en su camino.
Avanti! considera que esta era la mejor forma de representar a un Clint Eastwood acusado de “reaccionario”.
Particularmente por la película “Gran Torino” que es una más de su filmografía en la que representa temas candentes, y un personaje que bien podríamos odiarlo por estar mayormente caracterizado por su dureza, criticarlo como muchos autores que no comparten su forma de ver la realidad o de presentarla; o elegir conocerlo interiormente y quedarnos con el anciano sensible, con secuelas de su propia vida.
Al mismo tiempo entendemos que mostrar la corrupción personificada por Eastwood, no puede ser más que formar parte de un personaje de ficción, que, aunque tenga mucho del autor, no puede quitarle merito a su trabajo, por representar a un corrupto, racista o inadaptado social.
Si bien entendemos a la crítica a la hora de acusarlo por los temas que trata tales como: el machismo, racismo, la violencia, eutanasia, la obsesión por mostrar a la mujer como alguien débil, alguien a quien le gusta observar principalmente su cuerpo desnudo (“Dirty Harry”), la rudeza, entre otros. No consideramos que calificarlo de reaccionario sea un defecto, más bien una característica atractiva que destaca su cine haciéndolo diferente de tantos otros.
El vocabulario con el que se expresan sus personajes, especialmente en “Gran Torino”, en la que la mayoría de las palabras son insultos; la forma en que presenta determinadas situaciones, como en “Dirty Harry” a las mujeres desnudas o la sangre, el firme asesinato de criminales, entre otras cosas antes mencionadas; a pesar de que la última no fue dirigida por él.
Nos preguntamos entonces ¿por qué surgen realmente estas críticas?, ¿son realmente por tratar temas polémicos y a la vez crudos pero reflexivos? ¿o porque retratan una porción de la realidad a la que preferimos hacer oídos sordos? Quizás la respuesta sea que aquello que molesta a la sociedad es precisamente aquello que debemos cambiar para mejorar…
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Escrito por Camm
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