La casa de Papel: Temporada 4
Un claro ejemplo de por qué no hay que estirar las series…
Como sabrán aquellos que me han leído con anterioridad, ya desde la temporada 3 que estoy bastante indignada con esta serie.
Comenzaron con una fórmula infalible para el éxito, con una excelente primera temporada, una buena segunda temporada y cayendo en picada a partir de la tercera. Si hubiesen cerrado ahí la historia, estaríamos todos mucho más felices, pero cómo decirle que no a recaudar dinero…
Debo reconocer que esta temporada fue ‘un poco mejor’ que la anterior, pero igualmente dejó mucho que desear. Como dice el dicho, fue una temporada con “mucho ruido y pocas nueces”.
Esta es una nota llena de spoilers, bueno, quizás no tantos spoilers, convengamos que taaaanto no sucede a nivel trama, pero, en cualquier caso, están avisados… No vaya a ser cosa que les arruinemos las pocas cosas que pueden sorprenderlos.
Tenemos personajes que nos caen bien y que deberían sobrevivir a lo largo de las diferentes temporadas, la fórmula de George R.R. Martin en GOT no es para cualquiera y, creo que una forma de pifiarla, es matar a uno de los personajes favoritos de los fans, Nairobi. Sobre todo, teniendo personajes que despiertan nuestro odio y ya hace tiempo quisiéramos dejar de ver en pantalla, sí, hablo de Tokio.
En ‘La casa de papel‘, nunca entendieron el concepto que “menos es más”. La serie de Netflix, que acaba de estrenar su cuarta temporada, sigue subiendo la apuesta, con una trama más enroscada, más acción, más presupuesto, más héroes, más villanos, más violencia, más tiros, ¿más sorpresas?…
Sus creadores han entendido que hay que apuntar alto para conseguir que un atraco de esas dimensiones traspase la adrenalina a los espectadores, una ‘heist movie’, un subgénero del cine de acción/crimen, que se vive también al otro lado de la pantalla. Así es como han cosechado su increíble éxito, al menos hasta el momento. Ahora nos preguntamos: ¿Cuánto puede durar una misma fórmula?
Curiosamente, la nueva temporada de la serie sigue desprendiendo esa electricidad en cada nuevo giro de guion que se hace esperar porque está lleno de tiempos muertos en los que no sucede nada relevante para la trama, sigue dando vuelta en los mismos escenarios sin resoluciones. Y, al mismo tiempo, sigue utilizando los mismos trucos narrativos en una carrera a contrarreloj que se está haciendo eterna y aburrida.
Quizás este segundo atraco en el que seguimos metidos tendría que haberse resuelto en estos ocho nuevos episodios, pero no lo hace… Un año más de espera para saber si estos antihéroes se salen con la suya y, de paso, para comprobar si ‘La casa de papel’ no se ahoga en el intento. Aunque muy cerca está de hacerlo. Y, para colmo, ya hay rumores de que se van a realizar, no sólo una temporada 5, sino una 6. ¿Qué nos garantiza que en la próxima sí se resuelva? ¿Cuánto tiempo más pueden estar encerrados intentando llevar adelante el robo? ¿16 episodios más? ¿Van a salir y nuevamente vamos a ver su vida de millonarios escapando por el mundo? Por favor, cualquiera de estos desenlaces, NO.
Como vimos en la tercera temporada, el grupo liderado por el profesor se propone robar el Banco de España con dos objetivos. Por un lado, como una medida de presión para que las autoridades españolas suelten a Río. Y, por otro, para llevarse las reservas de oro del país y seguir viviendo la buena vida.
Al final de aquellos episodios dejamos a Nairobi debatiéndose entre la vida y la muerte a causa de las estratagemas de la inspectora Sierra y a Lisboa siendo arrestada y haciendo que sus compañeros la dieran por muerta. Y esos son los giros más interesantes de esta temporada.
Ahora bien, como suele ocurrir en el tramo central del atraco, todo se va a pique.
La operación a pulmón abierto de Nairobi. Los interrogatorios a Lisboa y tenerla siempre sobre el filo de la navaja no sabiendo si aguantará o traicionará a su “gran amor”. La rebeldía de Palermo (de los mejores personajes de la serie). Y, sobre todo, la escapada de Gandía, uno de los custodios del Gobernador, que hará tambalear los pilares de El Plan. Es una temporada llena de golpes para los personajes pero que podría resolverse en la mitad, o menos, de los capítulos.
Cuando una serie tan emocionante y adrenalínica como esta presenta ocho horas de metraje que podrían haberse reducido a la mitad, algo anda mal. Se percibe una voluntad de estirar el chicle lo más posible, algo comprensible dado su rotundo éxito mundial y que seguro que no será un problema para sus fans más adeptos. Sin embargo, la fórmula se muestra algo oxidada. Quisiera tener fe a que todo mejorará en la próxima temporada, pero ya desde la anterior la he perdido.
Se convirtió en una serie de personajes tibios, en un principio sentíamos empatía con ellos, nos identificábamos, teníamos favoritos y otros odiados; ahora no terminamos de tomar partido por ellos, porque las líneas argumentales están desdibujadas y se rompe el verosímil.
Tenemos un Río enamorado de Tokio en la temporada 3 que se desvive por ella y no puede más con su vida cuando ella decide irse de la isla.
Una Tokio que junta nuevamente a la banda para un nuevo plan maestro para rescatarlo, y esa relación termina sin más por los traumas sufridos por el pobre joven durante la tortura e interrogatorio.
Una Estocolmo que deja de ser rehén para huir con su atracador, quién le ha disparado para ‘salvarla’ y de pronto está confundida porque lo encuentra violento. Una Nairobi enamorada de un Helsinki que sabe que es gay. A Helsinki enamorado de un Palermo que parece un hombre frío, pero al final termina mostrándose sensible…
Muchos cambios argumentales que parecieran sentarle bien a la trama, pero no a los arcos de los personajes. No evolucionan ni involucionan, sino que se adaptan a lo que necesita ser contado en el momento.
El único momento a destacar de la temporada es cuando AL FIN se le va de las manos el plan al profesor. Mostrándolo más humano, no pudiendo controlar todo. Si bien el verosímil nos indica que posee una inteligencia que nadie más, para poder prever qué va a pasar, verlo fuera de control es un atractivo adicional a una serie que siempre tenía todo a su antojo. Igualmente, esto dura un suspiro ya que enseguida vuelve a tomar las riendas en el asunto consiguiendo hasta lo imposible.
Así también dejan cabos sueltos para la próxima temporada que, no sé hasta dónde tienen sentido…. Que Lisboa ahora esté dentro del Banco junto al resto de la banda, que Gandía siga vivo después de las atrocidades cometidas; que la policía esté buscando a una inspectora embarazada y no puedan dar con ella, pero ella si con el paradero del Profesor…
Y otras incógnitas del estilo. ¡Qué campana toca Tatiana? La siguen mostrando, pero aún no nos revelan si es, o no, la misma persona que la inspectora Sierra. En los flashbacks le dan mucha importancia, pero aún no sabemos por qué. Siendo completamente honesta, parece un poco tirado de los pelos.
Su legado de monos rojos, máscaras de Dalí, nombres de ciudades y planes infalibles sigue intacto. Solo necesita una temporada que esté un poco más a su altura, nos merecemos un poco más…
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Escrito por Camm
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