El final de Better Call Saul
Y el crossover más anhelado
Previously en este blog: hice una nota comparando Breaking Bad y Better Call Saul, intentando dilucidar cuál de las dos es mejor. La conclusión es clara, son dos obras de arte que funcionan tan bien juntas como por separado.
Pero, en su temporada final, Better Call Saul levantó la vara bien alta, convirtiéndose en una de las mejores series de los últimos tiempos. No sólo a nivel narrativa, escritura de guión, evolución de personajes; sino visualmente, con planos lentos y pausados, como siempre fue su costumbre; pero poéticos, totalmente cinematográficos. Así como otros con un ritmo diferente, más elevado.
Parece justo hablar y analizar la técnica de su temporada final. ¿Me acompañan?
Después de seis temporadas, llegamos a la tan anunciada (e inevitable) caída de Saul Goodman. El programa ofreció una contemplación reflexiva de lo que transformó al personaje de Jimmy McGill en Saul Goodman y si había algún camino hacia la redención. Si me hubiesen preguntado antes, habría afirmado que no. Pero Kim Wexler (Rhea Seehorn) lo cambio todo.
Nunca exactamente veloz en términos de ritmo, el final extralargo continuó con la estrategia lenta y constante. Incluso, esta temporada incluyó un episodio completo dedicado a un robo dentro de la tienda en la que trabaja Saul, increíblemente divertida, por momentos tensa, pero, sobre todo, lenta.
Aun así, la serie llegó a una conclusión lógica, aunque discreta, una que vio a Jimmy/Saul (Bob Odenkirk) participar en un solo acto noble y abnegado para volver a estar juntos, aunque sea fugazmente, con su ex. Su destino siempre había sido el misterio fundamental de la serie y la clave de la evolución o involución de Jimmy.
Además, nos regaló el regreso de Jesse Pinkman y Walter White a la pantalla. Extendiendo dos de sus escenas, plasmadas en la original, e incluso agregando una adicional.
Y sí, podemos decir que Aaron Paul ya no luce como el Jesse Pinkman de sus comienzos. He leído muchas críticas al respecto de cómo ya no está en condiciones de representar a aquel jovencito, que parece el Sr. Burns vestido de Jimbo sentado en el escritorio de Skinner. Pero no podemos dejar de considerar el paso del tiempo y como esto afecta, sobre todo, a alguien mucho más joven, que a alguien ya entrado en años. Este cambio es mucho más sutil en Bob Odenkirk o Bryan Cranston, pero aun así podemos ver cómo todos cambiaron.
Dicho esto, creo que fue un lindo guiño la forma en que, si bien las series ya estaban conectadas en cuanto a narrativas, le regalaron a los fans el regreso de dos grandes, tan extrañados y anhelados.
El comienzo del final sucede con la muerte accidental de Howard (Patrick Fabian) en manos de Lalo Salamanca. Este es el punto de no retorno tanto para la relación con Kim como para sus vidas, llegaron al extremo. Ella abandona su matrícula de abogada y se va, esperando poder ser mejor lejos de Jimmy. En ese momento se perdió toda inocencia, dibujando una línea recta a los años de Breaking Bad y su futuro monótono e incoloro.
Los indicios se demostraron desde el principio y terminaron de asentar sus bases al momento de la separación, cuando Kim afirmo que juntos eran “malos” y por eso debían separarse, por muy divertido que haya sido el viaje. Pero esto no es todo, si bien juntos fomentaban lo peor del otro, Jimmy siempre fue Saul. Esto es indiscutible. Y queda más que claro en el flashback en el que extienden la conversación que tuvo con Walter White (Bryan Cranston) en el episodio de Breaking Bad en el que están esperando ser llevados a su nueva vida. Heisenberg le saca la ficha al toque y afirma que, por más que quiera ocultarlo, él siempre fue así. Esto hace que lo atrapen. No puede resistirse a sus formas, al robo, a la violación del sistema.
Vive una vida tranquila, haciendo de las suyas, manteniéndose en el anonimato, pero termina siendo descubierto. Cansado de huir y sin tiempo para llamar “al tipo de las aspiradoras” cuando queda atrapado en el tacho de basura y todas sus pertenencias se pierden en él. Es cuando lo atrapan, y Saul hace lo que mejor sabe hacer, jugar con el sistema.
Saul elige como abogado asesor a aquel viejo conocido por él y Kim, al que puede “manipular” según sus intereses. Reaparece Bill Oakley (Peter Diseth), pero Saul se representa a sí mismo.
Y parecía haber burlado a los demandados una vez más al asegurarse una sentencia absurdamente leve. Incluso, muy a pesar del regreso de Marie Schrader (Betsy Brandt). Este cameo sorprendió a los fans. Ella viene a exigir justicia por su complicidad en la muerte de su esposo, Hank (Dean Norris) y Steven Gómez (Steven Michael Quezada).
Hace un acto en el que se presenta como víctima de Walter, que fue secuestrado y obligado a trabajar para él, que tenía miedo. Nadie le cree, pero alega que sólo necesita que un integrante del jurado crea en su palabra. Y así termina negociando los términos de su encarcelamiento, eligiendo la prisión y hasta la posibilidad de comer helado todos los viernes.
Sin embargo, Saul encontró algo más importante, que lo termina “quebrando”. Termina confesando todos sus crímenes, incluso cómo saboteó la carrera de su hermano.
Parece que el objetivo no es tanto rescatar a Kim o librarla de una posible demanda, sino simplemente volver a verla. Era un cigarrillo caro en términos de años agregados a su sentencia, pero considerando todas las cosas que vivieron, valió la pena para él, recuperando al menos una parte de su alma. Es en aquel momento donde vuelve a conectar con quien alguna vez fue, con Jimmy.
Pero algo de Saul aún vive en él, cuando reconoce que Walter no podría haberlo hecho nunca sin su ayuda. Es esa dualidad, esas dos personas que conviven en la misma persona, luchando por salir y hacerse con el control. Algo con lo que Jimmy vivió toda su vida, pero es su elección quién tiene mayor entidad y llevará, a partir de este punto, las riendas de su vida. Esto queda más que claro cuando está siendo transportado a prisión en un autobús, donde los reclusos empiezan a cantar el jingle de su comercial. Se asoma una pequeña sonrisa de satisfacción, pero Jimmy ya dejó atrás a Saul Goodman.
Así como desde el principio tuvo otro ritmo, el final estuvo a la altura de la historia que nos contó. La narrativa cerró a la perfección. Entendimos como Jimmy McGill se convirtió en el personaje de Saul Goodman. Como, a pesar demostrarse como un tipo frío, estuvo enamorado y sufriendo la perdida en silencio tantos años. Como su historia de vida, especialmente con su hermano, lo marco. Y como, al final, su gran amor lo salvó.
También podríamos hablar de otros personajes conectores de ambos universos. Gus preparando su venganza contra los Salamanca y gestando su imperio, así como la construcción del laboratorio que estaría a disposición de Jesse y Walter en Breaking Bad. Complementaríamos la historia de Mike y su relación tan estrecha con Saul después de custodiarlo, salvarlo en el desierto y limpiar el lio de su departamento tras la muerte de Howard. Y el gran personaje detrás de Nacho y como se sacrifica por su padre. Pero la realidad es que lo que nos importa es la cinematografía de esta serie, sobre todo de la última temporada, y la historia central de Jimmy y Kim. Dos grandes personajes, igual de protagonistas, si me preguntan a mí.
Vince Gilligan fue fundamental en la evolución visual de la televisión. Esta serie lo dejó clarísimo. Empleó generosamente tomas amplias porque no las veía mucho en otros lugares cuando comenzó; cortó tomas lo menos posible, frustrado por lo rápido que se movían otros programas. Se inspiró en algunas de sus películas favoritas, incluidas The French Connection y The Good, the Bad, and the Ugly, para brindar un enfoque fresco y emocionante a la acción en la pantalla chica. Aprovechó al máximo el desierto y todo lo que los ambientes naturales le presentaban, pero no por eso dejó de lado los interiores.
“Robar a los mejores”. Es una línea que Gilligan menciona varias veces mientras habla de Better Call Saul. Es por esto que hace homenajes a El Padrino, El planeta de los simios, entre otros clásicos.
Imágenes saturadas, con mucho color para revivir el pasado. La utilización del blanco y negro, bien contrastado, para recrear el presente. La elección contraria siendo que siempre es invertido cuando esto se nos presenta. El único momento que rompe esto es cuando trae al presente algo del pasado que marcó a Jimmy. Esto sucedió en dos momentos puntuales: cuando vimos a Marion viendo los viejos comerciales de Better Call Saul, en el reflejo de los lentes de Gene, se ve el color de las imagenes. Así como cuando fuma por última vez con Kim en el penal, la llama del cigarrillo es el único detalle coloreado.
La cinematografía en blanco y negro también le da un aspecto de película, un filtro diametral. Curiosamente, tiene un contraste bastante bajo, con un tono plateado que recuerda a las obras de Ingmar Bergman.
La utilización de planos repetidos en diferentes temporadas, conectando cada momento a la perfección con un predecesor. Kim y Jimmy fumando juntos, compartiendo un cigarrillo, apoyados contra la pared de juzgado en el episodio piloto. El juego de manos, dedos disparando como armas, primero ella, luego él, un guiño al final de la quinta temporada.
Una historia de amor lejos de la perfección, pero que se sintió tan real. Tan bien recreada. Sufrimos cuando ella decide alejarse, así como nos alegramos al saber qué, a pesar de todo, vuelve a él, su antiguo gran amor.
Better Call Saul mezcla y combina sin esfuerzo tomas de cámara y no lo hace en raras ocasiones, es su marca registrada. Desde primeros planos hasta tomas panorámicas extremas. Por ejemplo, pasar de una “taza del segundo abogado más grande del mundo” a una toma amplia de las vistas panorámicas de los desiertos de Nuevo México.
La escasez connota simplicidad; que trae el foco a los objetos/sujetos de valor. En consecuencia, permite que el espectador se concentre en temas complejos sin perder detalles visuales minuciosos.
Además de valerse de los planos para contar la historia, se apoya en la iluminación para crear ambientes. Los directores de fotografía y los especialistas en iluminación a menudo hablan de “iluminación motivada” como “la técnica utilizada para imitar o acentuar las fuentes de luz existentes”. Y esto es otro sello de la serie.
El contraste dinámico entre luces y sombras, conocido como claroscuro, aparecen en varias escenas de BCS, se hace tan evidente que podríamos compararlo con una pintura renacentista.
El diseño de producción se usa a menudo para apoyar y yuxtaponer el estado de ánimo. Vemos esto en el decorado, el vestuario y la utilería. Pero también lo vemos en la iluminación.
El montaje es crucial en esta historia. Better Call Saul usa montajes generosamente, tanto para el estilo como para el ritmo.
Este estilo visual único le da mucho énfasis a las imágenes. Cada toma coincidente o no coincidente no puede evitar verse a través de una lente contrastante. Por momentos, esto da como resultado un ritmo eléctrico en determinadas escenas, creado por los rápidos cortes de cámara sumado al enérgico movimiento de la cámara. Así como también, en otros momentos, los planos largos ralentizan el ritmo, nos hacen respirar, frenan el frenesí.
Los trajes y corbatas coloridas que utiliza Saul Goodman contrastan con la ropa apagada de Gene, encajando en una vida que no lo hace feliz, rutinaria, que lo aburre. Podemos ver claramente cómo extraña ser quien fue. Y, aun así, al final termina siendo su verdadero yo.
Esto también tiene que ver con los estados de ánimo y la moralidad dentro del programa, ya que, además, lo refuerzan el resto de los personajes. El show tiene un código de color donde “los colores más cálidos están asociados con el crimen”. Por ejemplo, la ropa de Kim comenzó más virando a los azules, colores fríos, más asociados al “lado correcto de la ley” y fue mutando, lentamente, hacia tonalidades más cálidas.
Los flashbacks súper bien utilizados, sin abusar de ellos, dándonos información en la medida justa. Aportando a la trama para hacerla avanzar, pero sin abusar del recurso. Como mencioné anteriormente, es sublime ver el contraste entre la utilización del color y el blanco y negro.
Comienza la última temporada con la policía incautando la propiedad de Saul Goodman y tirando una figura de tamaño real de él a la basura. Y termina con él siendo encontrado en un basurero. Si esto no es poesía, yo no sé qué es.
Por último, la metáfora de los tres fantasmas de su vida, la referencia a “A Christmas Carol” haciendo alusión a Chuck, Mike y Walter. Al final de la serie, todos ellos están muertos, y lo visitan para mostrarle cómo fue y será su vida en base a las decisiones que ha tomado. Otro momento clave para definir quién quiere ser a partir de este punto.
Lo que tiene esta serie es el manejo exacto a la hora de conectar el pasado, presente y futuro.
Por eso, en el último episodio vemos como su experiencia en Cinnabon con productos horneados sería útil en su nuevo papel como prisionero. Porque al igual que Breaking Bad, Better Call Saul siempre encontró formas de incluir todos los detalles del guión, incluso si era algo tan pequeño como la habilidad de Jimmy para manipular un tipo de masa.
Hubo un juego muy interesante en cuanto a la presentación de los episodios. Como comenzamos viendo aún el pasado de Saul para adentrarnos en esos episodios monocromáticos que nos hablaban de su presente. Apresado en vida, no pudiendo disfrutar de lo que mejor sabe hacer, engañar.
A diferencia de Breaking Bad, Better Call Saul nunca se trató de grandes explosiones o escenarios. Hay un enfoque relajado que permite un drama más profundo y actuaciones comprometidas. Las seis temporadas han pasado por su propio viaje, con la serie comenzando como un drama legal divertido y humorístico antes de transformarse en una exploración emocionalmente rica de sus muchos personajes. Sobre todo, de Jimmy y Kim.
Si soy completamente honesta, por momentos Better Call Saul acabó eclipsando a Breaking Bad. No voy a decir que BB no es una obra maestra, porque considero que está en el Top 5 de cualquier ranking de cualquier persona que ame la ficción. Pero BCS es mucho más profunda. Es una serie sobre la naturaleza simultáneamente motivadora y corrosiva de la influencia familiar, sobre ser víctima de tus peores impulsos. Sobre lo difícil que es cambiar, sobre lo autodestructivo que puede ser la autoevasión. Muy distinto al emocionante viaje de Walter White que es más el camino del antihéroe, como ya he hablado en notas anteriores. Walter se deja corromper por el poder, por el dinero; Jimmy también, pero es su historia quien lo condena.
Si bien Breaking Bad fue impresionante al hacer que me volviera contra su protagonista por momentos y por otros lo quisiera ver triunfar. BCS fue milagroso al lograr que amara al hombre detrás de Saul Goodman. Sus traumas, sus vivencias, lo que lo volvieron quién es, fue y será. Ese viaje de Jimmy a Saul a Gene, para volver a Saul y regresar, finalmente, a sus origines, a la base de todo, a Jimmy. Esto queda poéticamente demostrado en el nombre del episodio final “Saul Gone”. Otro juego de palabras como el que usa Saul a la hora de obtener su nombre, el adiós definitivo. It’s all gone (todo está terminado). Su vida criminal, finalmente lo alcanzó, otro tipo de justicia, muy diferente al de Breaking Bad.
Y así termina Better Call Saul. Dejándonos otro vacío existencial que deberemos llenar con una nueva serie. ¿Podremos?
Contame, qué te pareció el desenlace. Considero que es de las pocas series, de los últimos tiempos, que tuvo un final a la altura de su contenido. Generalmente las mejores, terminan haciendo agua en el punto clave, terminan mal. Pero Better Call Saul mantuvo siempre su entereza y se retiró triunfante de nuestras vidas.
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Escrito por Camm
Contenido recopilado de Internet
Avanti! Producciones
Donbas
30/08/2022 at 14:24
Impecable articulo. Definitivamente una franquicia que vamos a extrañar!
Avanti! Producciones
06/09/2022 at 11:38
Ya sentimos su ausencia!:(
Joan
06/09/2022 at 04:18
Muy buen análisis. La verdad es que estoy sin palabras después de terminar la serie, solo me queda decir… It’s all good man!
Avanti! Producciones
06/09/2022 at 11:39
Muchas gracias por pasar Joan! Y por tus palabras, nos alegramos te haya gustado! Ahora hay que buscar cómo llenar este vacío existencial que nos dejó Saul. Pero efectivamente, it’s all good man!