The Simpsons

por Avanti

14/10/2020

Camm

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Postmodernidad e Imaginario social en la serie animada

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En el Team Avanti! somos tan, pero tan fanáticas de Los Simpson, que vivimos citándolos en las situaciones más random que se puedan imaginar. En el medio de un rodaje, mientras organizamos trabajos por whatsapp y hasta en nuestras redes. Frases, stickers, videos y hasta gifs, están en nuestra cotidianeidad tan instaurados que los necesitamos para comunicarnos…

Hace poco me compré un libro que habla de la filosofía dentro de esta serie, ‘The Simpsons and Philosophy: The D’oh! of Homer’, que lejos está de ser un meramente un programa de televisión. Y encontré sumamente atractivo el análisis que podemos hacer de cada situación. De la personalidad de cada uno de los personajes si los relacionamos con los pensadores de todos los tiempos: Freud, Nietzsche, Marx, Hegel, entre otros… Y ese fue el disparador para esta nota.

Sé que no es temática para todos, pero, desde mi punto de vista personal, resulta súper interesante. Observar como nada está librado al azar, en ningún ámbito de la vida, ni siquiera en los dibujos animados que consumimos por placer.

Lejos está este escrito de ser un análisis puntilloso de la serie, sino un panorama general de algunos aspectos que saltan a la vista en todos sus capítulos y en las características de sus personajes. Las lecturas no son más que disparadores, tampoco pretendemos hacer una copia página por página del libro en este artículo.

The Simpsons

the-simpsonsA grandes rasgos, podríamos empezar diciendo que ésta es una serie norteamericana de principios de la década de los noventa. Producida por la cadena FOX, parodia y satiriza a la cultura, la sociedad y la televisión norteamericana. En particular, al estilo de vida de la familia estadounidense de ‘‘alta-baja clase media’’ como se auto proclama Homero, padre de una familia opuesta a la familia tipo.

Homero es estúpido e irresponsable. Se presenta como la antítesis del ideal de padre de familia instaurado en los años ’50, aunque siempre termina ayudando a su familia y jamás haya sido infiel a su mujer. Marge es un estereotipo de ama de casa, quien a veces termina siendo tirana con su familia para calmar su propia soledad.
the-simpsonsEn general, los personajes son más incompetentes que malvados. Por ejemplo, el gordo y vago Gorgory, inepto y corrupto jefe de policía de Springfield. El alcalde de la ciudad, Diamantes, también corrupto y mujeriego. El director de la escuela Skinner, solterón dominado por su madre, o el moralista Reverendo Alegría. Quizás el único personaje malvado y cruel en sí sea Burns, dueño de la planta nuclear y jefe de Homero.

El tema central de la serie podría ser la autoridad o el poder, generalmente en manos de quién no lo merece. Bart, el hijo rebelde, encarna en la serie la postura anti-autoritaria y desestabiliza aquella situación inicial de autoridad que no debería ser tal.
La serie se caracteriza por una falta de continuidad entre los capítulos y por la negación del paso del tiempo. Maggie es el eterno bebé de la familia, al mismo tiempo que los personajes no parecieran transitar la vida. Siempre vestidos con la misma ropa, sin grandes cambios que modifiquen su existencia. Ellos viven el día, van a dormir y al otro día se despiertan como si nada hubiese ocurrido. Como el azulado y alto pelo de Marge, que siempre se mantiene firme cualesquiera sean las circunstancias.

 

Un discurso posmoderno del orden

the-simpsonsPodríamos comenzar diciendo que esta serie es un discurso perteneciente al imaginario social posmoderno. Actúa desvalorizando los símbolos de la época de la modernidad y actualizándolos en el contexto de la posmodernidad.

Enrique Mari analiza y describe los elementos que actúan en ‘El Dispositivo del Poder’, el cual, repartido de manera jerárquica y desigual, debe legitimarse y sostenerse. Son parte del Discurso del Orden, espacio de la razón y las leyes que legitiman este Dispositivo del Poder, un “Orden necesario para el provecho del mundo” aunque se trate en verdad, de un orden impuesto “para el propio provecho del clan, la tribu o el pueblo vencedor”[1].
En el caso de Los Simpson el Discurso del Orden es el propio de una sociedad republicana, democrática y capitalista, que se encuentra más bien puntualizada y satirizada utilizando como base a la sociedad estadounidense. Los Simpson, tanto serie como personajes, respetan este orden, discuten, reflejan y parodian el mal uso de las leyes y su incumplimiento y brindan la solución mediante el bien y el respeto a las leyes jurídicas y de la razón.

Por otro lado, en el Dispositivo del Poder, mediante una fuerza constituida por el mismo poder, actúa la inserción de este discurso por medio de “montajes de ficción”, mitos, ceremonias, banderas, escudos, rituales, himnos, distribución de los espacios, etiquetas en general. Prácticas que solicitan y manipulan el psiquismo humano, identificadas bajo el título de Imaginario Social. Ya hemos hablado en otra nota de cómo el imaginario social es creado a través de películas con temáticas que hacen que el público se identifique y, por consecuente, quiera imitar. Pueden leer esta nota sobre la construcción de imaginarios: el cine y el tango haciendo click acá.

the-simpsonsEn Los Simpson los símbolos que actúan en el Imaginario Social son discutidos desde su función obvia y denotada. Éstos son reformulados para mantener vigente su propósito. Desde una cosmovisión posmoderna se pierde la connotación del símbolo. Porque al estar expreso y evidenciado dentro de la sobreproducción de información de los medios masivos de comunicación se desvanece el significado y se disipa el contenido en la forma. Es a la vez significante y significado, medio y mensaje con correspondencia unívoca y, por lo tanto, con el pasar del tiempo, serial y modélica. Según el concepto de Redundancia de Eco se podría hablar de “la antítesis de la información, en tanto esta última se asocia con las nociones de significado y de contenido de las obras”[2]. Yendo más allá, Braudrillar habla de la desaparición del significado y el desvío de la atención al “espectáculo de superficie, el movimiento y el juego con el detalle y con las formas”[3]. De esta manera, los símbolos son discutidos desde el reconocimiento de su función expresa de hacer deseable el Discurso del Orden.

La discusión sobre los símbolos nacionales está demostrada por la pérdida de confianza en la imagen que dan de la sociedad estos símbolos. Según Schnaith mediante su análisis de la reacción posmoderna ante la lectura nietzscheana: “…nos arrebataron definitivamente la confianza en que los símbolos culturales pudieran devolvernos la imagen fidedigna de nosotros mismos como sujetos históricos y como individuos.”[4].

the-simpsonsSin embargo, esto no hace que el espectador pierda confianza en el Discurso del Orden, representado satíricamente en la serie, donde aparece como evidente la reacción posmoderna ante dicha situación coyuntural. Al espectador se le plantea una situación caótica y corrupta, donde no existen símbolos sagrados y los que aparecen son denigrados. El espectador reconoce como sabidas tales circunstancias y se complace tan sólo con el saber de este desencanto, al cual se aferra para refugiarse. Schnaith citando a Nietzsche nuevamente formula: “mi saber es mi mayor desencanto, pero no hay desencanto mas sabio”[5]. El saber, aunque representa conocer el lugar denigrado que el hombre ocupa en una sociedad corrompida, es a la vez poder del cual se obtiene una dosis de placer.

 

Los símbolos principalmente cuestionados en la serie son: la Bandera, el Himno, la Tierra Patria, las Fronteras, los Próceres y la Historia.

the-simpsonsPor ejemplo, en varios capítulos se queman banderas nacionales. En un documental donde un niño habla con la constitución y la confunde con basura, la bandera estadounidense es incendiada en una manifestación. La bandera inglesa se quema accidentalmente en la bienvenida a un supuesto futuro esposo británico de Lisa. En éste último caso hasta se remata el chiste mordaz tirando excremento sobre la misma para apagar el fuego. Cuando la familia viaja a Australia se hacen burlas a los actos patrióticos con la bandera, donde dos soldados estadounidenses la doblan y luego se la comen.

Un episodio con un final feliz, como tantos otros que demuestran un intento de defensa y recuperación de valores, el pueblo de Springfield termina con las manos unidas y no cantan el Himno Nacional de los Estados Unidos por ser un himno de guerra, sino que deciden, en cambio, cantar el himno de Canadá. También muestra hasta que punto no importan los límites y las fronteras de las naciones.

Nunca fue realmente relevante determinar donde es que queda la ciudad de Springfield. Una ciudad que nunca deja en claro sus límites, parte de la magia es saber que en EEUU hay varias ciudades, a lo largo del país, que llevan este nombre.

the-simpsonsEn un capítulo, se llena toda la ciudad de basura, tras la imprudencia de Homero, y todos se mudan a ocho kilómetros. Cambian de tierra y no demuestran apego por lo que dejan atrás. Mientras se mudan las casas, Homero salta hacia la taberna de Moe, que pasa a su lado, pudiendo continuar con sus actividades habituales como si nada hubiese sucedido.

También hay ejemplos que parecerían contradictorios en otro contexto que no sea el de la posmodernidad. Porque en otro capítulo luchan por apropiarse de un limonero que está casi en la frontera con Shelbyville, el pueblo vecino. En este caso, guiados por el inusual espíritu patriota de Bart, todos salen en defensa de lo que está en su tierra. Aquí se parodia a las fronteras en sí, porque al final los dos pueblos se autoproclaman como ganadores de la historia, referencia a que la historia es de determinada manera, según quien la cuenta. La lucha por un insignificante limonero es capaz de provocar una absurda enemistad entre dos ciudades vecinas.

En Los Simpson es expuesta la figura de los próceres y develado el lado oscuro y misterioso de éstos. El pasado puede tener futuro. Ahora, desde una cosmovisión posmoderna, se trata de actualizarlo, de leer el pasado desde la ironía y la recreación. Pero ya no se cree únicamente en una continuidad progresiva.

El the-simpsonspasado como ironía puede entenderse en el modo de retratar el pasado mismo de la ciudad de Springfield, con su fundador. Finalmente, un farsante más de la Historia, pero desde siempre símbolo del imaginario impuesto mediante sus hazañas representadas en la televisión. Tal hombre no era un valiente libertador sino un pirata homicida, llamado Hans Sprogfeld, que intentó matar a George Washington. En ese capítulo, Lisa descubre la verdadera identidad del prócer, pero finalmente la mantiene oculta por defensa de los símbolos nacionales por el sentimiento emotivo que estos despiertan en el pueblo, y por tanto en defensa de un mito, que actúa como imaginario desde el mundo arcaico hasta el mundo posmoderno.

Este es un claro ejemplo dentro de la serie que muestra al espectador como actúan los símbolos del imaginario social dentro del dispositivo de poder. En esta instancia es el personaje de Lisa quien defiende los símbolos, pero es la serie en sí quien pone en evidencia la otra cara de la moneda. Sitúa a los símbolos como inventos o falacias que el hombre encuentra necesarios para auto-engañarse, al menos hasta que reconozca su fin y procedencia.

 

the-simpsonsPodemos acordar, tras esta primera revisión, que, a pesar de satirizar el uso de los símbolos del imaginario social, la misma serie no genera un contra-imaginario. Sino que respeta y aporta, a pesar y en mención de sus defectos y miserias, el Dispositivo de Poder.

Este hecho en particular no podría suceder de este modo en otro contexto histórico. Los Simpson se popularizaron y se difundieron comercialmente a principios de los ’90, un tiempo en donde hasta ese entonces ningún dibujo animado costumbrista había personificado, socializado y dramatizado tanto a sus personajes. Estos personajes tienen actividades y comportamientos tan parecidos a los nuestros, que nos pueden servir de reflejo y comparación. Al mismo tiempo son tan diferentes que nos permiten distinguirnos de ellos y sus problemas, ayudando a la satisfacción y el goce de un espectador que se halla, desde entonces, en busca de una identidad perdida.
Es la misma época donde es común y popular la pérdida de confianza en los símbolos culturales, donde su función de mantener la estructura de poder es conocida y divulgada. Los Simpson surgieron para canalizar esa lesión a la fe, para hacer evidente y presente el saber popular. Consideramos allí reside, en gran parte, el secreto de su éxito.

the-simpsonsLos Simpson es un exponente posmoderno del hacer evidente lo que en otros tiempos estuvo oculto y disfrazado tras una metáfora de pertenecer y aseverar como funciona la cultura de masas, de reafirmarnos como espectadores y, a la vez, consumidores; y de ratificarnos como terrenales e imperfectos. El placer del espectador descansa en el reconocimiento de la realidad representada y, por medio de la exageración de la desgracia ajena, en el conformismo con la vida de uno mismo.

Los Simpson defienden de esta forma el Dispositivo de Poder brindando entretenimiento a cambio de la condición activa del espectador, quien así se convierte en consumidor pasivo[6].

 

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Escrito por Camm
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Nota al pie:
[1] Marí, E.: Derecho y Psicoanálisis. Hachette, Bs. As., 1987. Pag. 59
[2] Darley, A.: Cultura Visual Digital. Ed. Paidos, 2002. Pag. 116
[3] Op.Cit. Pag. 117
[4] Schnaith, N.: Las Heridas de Narciso. Catalogos, Bs.As., 1990. Pag. 64
[5] Schnaith, N.: Las Heridas de Narciso. Catalogos, Bs.As., 1990. Pag. 72
[6] Zubieta, A.: Cultura popular y cultura de masas, Ed. Paidós, 2000: Pág. 119


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